Como decia Forrest Gump, en una de las escenas de la pelicula, la vida es como una caja de bonbones y nunca sabes lo que vas a encontrar dentro. Todos sabemos que cuando uno se casa, es para el mejor y para el peor, se bien que por veces el peor y el mejor son en partes iguales a 50% lo que crea algunos problemas de conciliación.
Una de las cosas sobre las cuales el hombre nunca está preparado, es para la exigencia cresciente que las mujeres ponen sobre el matrimonio y sobre el marido, que llevan a una situación donde por mucho que uno se esfuerza, no consigue dar la talla, dado que es continuamente confrontado con las miradas desaprobadoras de su media mitad.
Uno intenta esforzarse al maximo para agradar, para ayudar, para soportar, y lo unico que recibe a cambio, es que es poco, que no la quieres, que solo piensas en el trabajo, o que nunca estás en casa, cuando en verdad, la situación que ya practicamente se trabaja en los intervalos de cuidar de cosas de la casa.
El alcance de controle también sube de forma proporcional, empezando por ser solamente ella misma y sus cosas, para empezar a ser los hijos, y todo lo que no esté de acuerdo con su estidlo de hacerse las cosas, degenera inmediatamente en discussión. Reproches y mas reproches, en un verborea incesante sobre lo mal que uno lo está haciendo mientras que todos los otros padres lo hacen mejor que tu.
Uno va a cursos de orientación familiar para aprender y desarollarse y poder ser un mejor padre de familia, y cuando confrontado con cosas que le son aplicables, las oye, reflexiona sobre ellas y intentar asimilarlas. La mujer, está solamente atenta a ver por donde puede pillar el marido, diciendole «Vés te lo habia dicho … Eres un mal .. (marido, padre …etc)». Mientras que ella misma se mira al espejo del egocentrismo y autocomplaciencia, y ni se dá cuenta de lo que está haciendo mal.
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